sábado, 29 de agosto de 2015

Talcott Parsons

TALCOTT PARSONS


Para Parsons, la función de socialización de la clase reviste una importancia particular. Las funciones de socialización de la familia son bastante residuales en nuestros días, aunque no haya que subestimar su importancia en ningún caso. Pero la escuela permanece bajo el control de los adultos y suscita además fundamentalmente, el mismo tipo de identificación que el favorecido por la familia en el estado preedípico del niño; es decir, dicho de otro modo: el aprendizaje de la motivación del logros es, psicológicamente hablando, un proceso de identificación con el profesor que impulsa a obrar bien en clase con el fin de
agradar a la profesora (a menudo apoyado por los padres) en el mismo sentido en que el niño, en la edad preedípica, aprende nuevas habilidades con el fin de agradar a su madre.
Con respecto a esto, sostiene que lo que se ha interiorizado, por medio del proceso de identificación,
es un modelo recíproco de relaciones de rol. A menos que la interiorización fracase totalmente, no solamente
se interiorizará un aspecto de la acción sino los dos. Se podrá, sin embargo, el acento en uno u
otro, de suerte que ciertos niños se identificarán más con el agente socializador y otros con un rol opuesto.
Así, en la edad preedípica, el niño independiente se identifica más con su padre o su madre, mientras
que el niño “dependiente” se identifique con el rol de niño en relación con uno u otro de sus padres.
En la escuela el profesor se halla definido institucionalmente como superior a todo el alumno en el plano del conocimiento de las materias del programa, así como en el de su responsabilidad como buen “ciudadano” de la escuela.
La primera etapa esencial de la socialización, después de la realizada en la familia, se desarrolla en la
escuela elemental, de modo que parezca razonable esperar que la imagen que el niño se hace de su profesor
sea una combinación de parecidos y diferencias con la que tiene de sus padres. La mujer profesor
se caracteriza, pues, por una superioridad general poseída igualmente por los padres, que le confiere su status de adulto respecto a los niños. No se halla ligada, sin embargo, de manera definida a sus alumnos, sino que realiza un rol profesional. Además, su responsabilidad, comparada con la de los padres, es mucho más general, lo que, como hemos visto, se halla reforzado por la dimensión de la clase; se interesa
igualmente más en el resultado que en las “necesidades” emocionales de los niños.
Se puede decir que más que en las relaciones padres-hijos son las relaciones con el rol del profesor, más que con su personalidad propiamente dicha, las que el niño debe interiorizar en la escuela. Esto constituye una etapa esencial en la interiorización de los modelos universalistas.

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